Las planicies, áreas que le roban al río Atoyac

El Río Atoyac nace en Puebla por los escurrimientos de la Sierra Nevada como producto de los deshielos del flanco norte del volcán Iztaccíhuatl con dirección sureste. El Atoyac penetra en el territorio del estado de Tlaxcala por el suroeste, en la población de San Martín Texmelucan (Puebla), a través de una franja riverina que corre casi paralela al borde político estatal entre Puebla y Tlaxcala. Entra al suroeste por el municipio de Tepetitla de Lardizábal, siguiendo por el de Nativitas, hasta que confluye con el río Zahuapan, en el municipio de Xicohtzingo, localizado al extremo sur del estado de Tlaxcala.

El Atoyac drena 14 por ciento de la superficie estatal de Puebla (2033km2)[1]; entre sus primeras corrientes formadoras se encuentran el río Texal y el río Coltzingo, toma el nombre a partir de su confluencia con los ríos Tlahapan y Turín, que junto con los ríos Otlati y Atotonilco conforman el cauce principal del Atoyac, que sigue una dirección noroeste-sureste hasta reunirse con las aguas del Zahuapan. 

Por otra parte, la subcuenca Zahuapan, donde corre el río del mismo nombre de norte a sur, se dibuja en su totalidad sobre municipios del estado de Tlaxcala. El río Zahuapan es la corriente superficial más importante de esta entidad federativa. Nace en la sierra de Tlaxco, al norte, y recorre Tlaxcala hasta el sur, siguiendo un curso sinuoso que recoge los escurrimientos superficiales del Peñón del Rosario y de numerosos ríos y barrancas que en conjunto drenan 30 por ciento de la superficie estatal (2 526.4 km2). Sus aguas se almacenan en la presa de San José Atlanga, con capacidad de 54 430 000 m3, que a través de dos canales se derivan y se utilizan para riego. 

Después del poblado de Atlangatepec, se desvía en dirección sureste y pasa cerca de la ciudad de Apizaco, para cambiar su dirección al oeste y llegar a la ciudad Tlaxcala[2]. Sigue su curso norte-sur hasta reunir sus aguas con las del río Atoyac al sur de la entidad, ya en las inmediaciones con la antigua zona industrial de la ciudad de Puebla. Estas dos corrientes principales componen el Sistema Atoyac-Zahuapan, confluyendo ambos a la altura de Xilotzingo en el estado de Tlaxcala, continuando a través del estado de Puebla hacia el sur de su ciudad capital[3] donde es embalsamado para formar la Presa Manuel Ávila Camacho, mejor conocida como presa Valsequillo, construida con el objetivo de fomentar actividades agrícolas que beneficiarían en ese entonces a 19 municipios del estado de Puebla.

El embalse Manuel Ávila Camacho está localizado a cinco kilómetros al sur de la ciudad de Puebla. Éste se edificó en el período 1941-1946 por la Comisión Nacional de Irrigación. Tiene una cabida de almacenamiento de 405, 000,000 m3. Las aguas que escurren hacia el embalse por la parte norte son del río Atoyac con un flujo continuo y las del Alseseca con un flujo intermitente; ambos ríos aportan una carga contaminante importante.

El embalse controla las aguas del río Atoyac para el aprovechamiento en riego de una faja de terrenos comprendidos en los valles de Tecamachalco, San Jerónimo Tlacotepec y Tehuacán. Fue erigida para regularizar y aprovechar, en riego, los escurrimientos del río Atoyac, Zahuapan y Alseseca en beneficio de aproximadamente 35,000 ha, distribuidas en 4 unidades que se localizan en 19 municipios del Estado de Puebla. El agua de la Presa Valsequillo se utiliza en los Valles del Distrito de Riego Tecamachalco y la Zona de Riego de Atlixco-Izúcar de Matamoros, el cual tiene riego restringido por la contaminación del agua. La presa consiste en una cortina del tipo de tierra, provista por la margen izquierda de una obra de toma y de un vertedor de excedencias del tipo de cresta libre con canal lateral. Está localizado a 22km al sureste de la ciudad de Puebla, en el municipio de Totimehuacán, antiguo distrito de Tecali, en el sitio denominado Balcón del Diablo, en el río Atoyac.

Después de un camino tortuoso y de mucha interferencia antropogénica, el río Atoyac llega a la presa Valsequillo. Las presas, verdaderos iconos del desarrollo económico y del progreso científico modernos, fragmentan los ecosistemas fluviales, aíslan a las comunidades bióticas de las cuencas altas de las que habitan las zonas medias y bajas, interrumpen las migraciones y los movimientos de las especies y separan al río de sus planicies y litorales. Obligan a realizar obras que convierten a los ríos en canales privados de meandros y riberas y reducen la diversidad de plantas y animales que son capaces de soportar y con mucha frecuencia eliminan los hábitats, las zonas de alimentación, refugio y crianza de los habitantes permanentes u ocasionales de la planicie deltaica[4].

La desembocadura del río Atoyac se encuentra a unos metros de donde se tomó la fotografía 1. La imagen muestra a un grupo de campesinos recogiendo maíz. Las tierras cultivadas corresponden a parte del delta o planicie propia del contacto de un río con otro cuerpo de agua. No se observa el lago debido a la dificultad para llegar al punto donde desemboca el río Atoyac.

Fotografía 1, Imagen fotográfica del río Atoyac entrando a la zona de la presa de Valsequillo. Valsequillo o Balcón del Diablo, Puebla 18.940237, -98.242279

Uno de los efectos del crecimiento demográfico, de la expansión urbana y de la explotación inmobiliaria es el robo del territorios de dominio público, como se ve en la fortografía 2. En este caso, el depósito de escombros en las planicies del río Atoyac tiene como objetivo el expandir la zona de construcción encubriendo la propiedad pública con escombros. El daño es irreparable ya que, se destruye el delta y la planicie que produce el río. La reducción de tamaño el cauce del río, de manera artificial, aumenta la propensión a inundaciones por la acumulación de agua en un espacio reducido.

Fotografía 2, Imagen fotográfica que muestra el mofdo de ir apodernadose de la planicie que se extiende a lo largo del río Atoyac al entrar en la zona de la presa de Valsequillo.

El negocio es redondo cunado se logra encubrir las actividades ilegítimas con las legítimas puede verse en la fotografía 3. Es muy difícil distinguir que parte del terreno donde se depositan los escombros, obsérvese el material plástico en la fotografía número 3, es de propiedad Nacional y cuál es privada. La cantera que se observa deposita y almacena sus productos justo donde se encuentra el escombro.

Fotografía 3, Imagen fotográfica de una cantara colindante con la planicie que se extiende a lo largo del río Atoyac al entrar en la zona de la presa de Valsequillo. 18.942947, -98.254543

De acuerdo con la Ley de Aguas Nacionales (2023) estas planicies son zonas federales.  Artículo 3, fracción XLVII, dice: «Ribera o Zona Federal»: Las fajas de diez metros de anchura contiguas al cauce de las corrientes o al vaso de los depósitos de propiedad nacional, medidas horizontalmente a partir del nivel de aguas máximas ordinarias. La amplitud de la ribera o zona federal será de cinco metros en los cauces con una anchura no mayor de cinco metros. El nivel de aguas máximas ordinarias se calculará a partir de la creciente máxima ordinaria que será determinada por «la Comisión» o por el Organismo de Cuenca que corresponda, conforme a sus respectivas competencias, de acuerdo con lo dispuesto en los reglamentos de esta Ley. En los ríos, estas fajas se delimitarán a partir de cien metros río arriba, contados desde la desembocadura de éstos en el mar. En los cauces con anchura no mayor de cinco metros, el nivel de aguas máximas ordinarias se calculará a partir de la media de los gastos máximos anuales producidos durante diez años consecutivos. Estas fajas se delimitarán en los ríos a partir de cien metros río arriba, contados desde la desembocadura de éstos en el mar. En los orígenes de cualquier corriente, se considera como cauce propiamente definido, el escurrimiento que se concentre hacia una depresión topográfica y forme una cárcava o canal, como resultado de la acción del agua fluyendo sobre el terreno. La magnitud de la cárcava o cauce incipiente deberá ser de cuando menos de 2.0 metros de ancho por 0.75 metros de profundidad;

La expansión urbana no se detiene frente al río Atoyac, roba sus planicies sin importar las consecuencias. Los fenómenos meteorológicos pueden afectar violentamente las laderas de los ríos, sus planicies y las estructuras artificiales que se asientan en sus cauces. “La naturaleza de los desastres medio ambientales obliga a ubicar el problema de la prevención y la acción en sus justos términos. Un desastre, donde por efectos de eventos del orden natural se pierden vidas y hay pérdidas económicas y sociales obliga a exigir responsabilidades, Fotografía 4. ¿Por qué ocurre? El señalamiento: “El asunto de las causalidades de un desastre transita en dos campos: la lógica del “desastre natural”, es decir, por ejemplo, la atribución de las destrucciones al “exceso de precipitaciones”, y por otro lado, a un componente ambientalista que suma a lo anterior la degradación ambiental como la deforestación y erosión edáfica[5]”. Esto, en primera instancia, es la clave de la planificación sustentable de cualquier sociedad.

Fotografía 4, Imagen fotográfica de la planicie del río Atoyac invadida por la zona urbana. Lomas de San Valentín, 72490, Puebla 18.954544, -98.261248

La naturaleza de un río, el sistema ecológico por donde transita, no puede ser modificado sin esperar consecuencias. La destrucción y modificación extrema de las leyes físico y químicas que mantienen cohesionada la tierra las que generan la perdida de la vida, no solo la humana, sino la de todo el ecosistema.

El caudal del río Atoyac en temporada de lluvias es de tal magnitud que se pueden observar las planicies que generan las tortuosidades del río. En las temporadas de poca lluvia las planicies de esta zona se utilizan para el pastoreo. La construcción de viviendas en las laderas el Atoyac es un riesgo innecesario. Si se observa la longitud del puente en la fotografía 5 puede notar que los constructores del puente tomaron en consideración las crecidas temporales del río.

… Cuando las aguas de un río se almacenan en el vaso de una presa, los sedimentos se depositan en el fondo del vaso. Como los sedimentos se acumulan en el fondo, la presa pierde gradualmente su capacidad para almacenar agua, propósito para el que fue construida. Por ello la sedimentación es, probablemente, el problema técnico más serio que enfrenta la existencia de este tipo de obras.

Los cambios físicos, químicos y térmicos de un río, cuando sus flujos se almacenan, pueden transformarse en serios contaminantes de sus aguas. El agua almacenada puede ser, en efecto, letal para la vida en la presa y en el río muchos kilómetros aguas abajo…[6]

Concluyo con esta recomendación:

  ¡Sí vas a beber agua del inodoro, no cagues en é!


[1] Balance Hidrológico 1972: sección 7:26

[2] Estudios Socioeconómicos 1972:7

[3] En esta sección del río Atoyac confluyen el río San Francisco y los arroyos El Zapatero y Rabanillo.

[4] Alejandro Toledo & Lorenzo Bozada, 2002, El Delta del Río Balsas, medio ambiente, pesquería y sociedad, El Colegio de Michoacán, A.C., Zamora, Michoacán, México

[5]Fernández-Fuentes y Macías-Medrano J.M., 2009, Lo natural del desastre de octubre de 1999, Ponencia presentada con motivo de los 10 años del desastre 1999-2009. Fue publicada en la Jornada de Oriente, http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2009/10/05/puebla/perfil.pdf

[6] Ibid. Alejandro Toledo & Lorenzo Bozada, 2002

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